Leía esta noticia en la prensa que me ha llenado de tristeza: la historia de un capitán abandonado en su barco, por la naviera, que sobrevive sin apenas medios.
Procedente de Cartagena y con el objetivo de cargar huesos de aceituna, el buque griego de carga general Arjon llegaba a Málaga el 15 de diciembre de 2010.
Una inspección de la Capitanía Marítima reveló serias deficiencias que debían ser subsanadas antes de abandonar el puerto, estableciéndose una garantía de 90.000 euros. Dados los serios problemas económicos de la naviera, que no abonó lo debido y ante la posibilidad de que surgieran más complicaciones, dos agencias consignatarias malagueñas que respectivamente que se hacían cargo del barco, rechazaban su consignación dejando al buque griego sin un representante en puerto.
A principios del 2011 la mayoría de la tripulación regreso a sus hogares. Los que quedaron, con escasos envíos de suministros y sin recibir sus respectivas pagas, aguantaron unos meses; la situación cada vez se hizo más crítica. Por último solo quedó un tripulante y el Capitan, Konstantinos Christantonis. Después de fracasar una operación de venta del buque, en julio; y tras unos primeros contactos con el Ministerio de la Marina mercante griega pidiendo ayuda, el buque se quedó a oscuras. El capitán describía así su situación en el diario malagahoy.es:
«Desde julio mi barco está sin luz eléctrica y sin posibilidad de tener agua y comida caliente».
La Embajada griega en Madrid, en septiembre les remitió 75 euros como única ayuda. El Ministerio de Marina heleno le considera oficialmente abandonado por su armador. El día uno de octubre, el capitán del Arjon se quedaba solo en su barco.