Navegar por las islas de Grecia es inacabable y tiene su propio estilo. Si lo que buscas es tranquilidad hay muchos rincones.
Uno de esos sitios es el archipiélago de Fourni, formado por doce islas una de ellas, la principal, tambien con el mismo nombre: Fourni; y ubicado entre Turquía e Ikaria, un destino perfecto para los amantes de la naturaleza, con más de treinta playas, algunas de ellas abandonadas.
Su nombre proviene del italiano 1’fornelli”, es decir horno pequeño, hornito, con que la bautizó el geógrafo veneciano Rordone en el siglo XVI, sorprendido por el nombre de su cóncavo puerto que le recordaba ese artefacto.
Los acantilados y fiordos de las islas forman caletas y bahías, laberintos de rocas y agua que nos explican por qué Fourni era el lugar elegido por los piratas para vivir y refugiarse, especialmente en la principal de sus islas, Thnena; de allí su antiguo nombre: Korseon.
Es imposible llegar a Fourni por tierra; solamente lo podremos hacer por agua, pero varias veces por semana hay transbordadores desde El Pireo y ferries que nos acercan a los principales puertos de la región y, si nos animamos, hasta un antiguo
hidroplaneador ruso en color azul y amarillo, que cubre la ruta Samos-Patmos una o dos veces por semana.
Fourni es un remanso desconocido por el turismo masivo; diez veces más pequeña y cien veces más silenciosa que la isla cercana más grande, todo es tranquilidad y hospitalidad en este antiguo puerto pesquero griego, y uno de los destinos favoritos de quienes gustan descubrir lugares ocultos. Las casas de la villa se agrupan alrededor del activo puerto, donde podremos encontrar numerosos restaurantes y tabernas, muchos de ellos con sus mesitas en la vereda a la sombra de los árboles.
Las playas más cercanas se encuentran justo al final del puerto; pero yendo haca el otro extremo de la ciudad podremos ver el encantador cementerio y obtener preciosas vistas del pueblo.
