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5 febrero, 2014

La estrella polar

Leyendo  sobre  Jasón y sus argonáutas me surje la duda de como consiguieron completar su periplo y volver a casa. Porque ir es lo fácil, volver lo difícil. Jasón había sido criado por Quirón, el centauro sabio que le instruyó en muchas artes, en concreto de la astronomía y parece ser que le enseñó un calendario para navegar; no sé si me equivoco, pero creo que se llamaba la Esfera de Quirón.
Sus hazañas se transmitieron de forma oral de generación en generación; hasta que mucho después el virtuoso Apolónio de Rodas decidiera plasmarlo en texto; pero la fecha exacta del viaje y sus conocimientos sobre navegación quedan ocultos en el tiempo. Así que lo que voy a hacer aquí es pura aventura; tan arriesgada como los viajes del Argos, adentrándose en territorios desconocidos. Todo es verdad o es mentira.
Posicionarse en el mar siguiendo las estrellas es tan antiguo como la humanidad, pero la ausencia de relojes exactos, hasta el siglo XVIII,  hacia muy limitado el número de cuerpos celestes a observar; esto me llevaría largo rato de explicar y con una buena ración de geometría esférica, así que lo dejamos aquí flotando.
Pero no es muy complicado pensar que un buen candidato para nuestros antepasados marinos, sería un astro siempre visible y situado en el polo. Mientras la posición aparente de las demás estrellas cambia durante la noche, rotando alrededor del eje celeste, la posición aparente de las estrellas polares se mantiene fija. Esto las hace especialmente útiles en la navegación, pues su dirección indica su polo geográfico respectivo, y su ángulo de elevación se puede usar para determinar la latitud. En nuestro hemisferio la “estrella del norte” es el faro más antiguo que guiaba a los primeros navegantes del Mediterráneo, nuestra familiar Estrella Polar de la constelación de la Osa Menor.
La identidad de la estrella polar cambia con el tiempo debido a que los polos se van moviendo por la precesión de los equinoccios, un cambio lento y gradual de la orientación del eje de la Tierra, que causa que los polos describan un círculo en el firmamento, completándolo aproximadamente cada 25776 años y apuntando a distintas estrellas.
Hace 5000 años la estrella más cercana al polo norte; y por tanto la estrella polar del momento;  era Thuban, en la constelación del Dragón. La importancia de esta estrella entre los egipcios se pone de manifiesto en el diseño de sus pirámides, cuyos canales de aireación se orientaban a objetos concretos de la bóveda celeste. Así, el canal norte apuntaba a Thuban, marcando el camino que debía seguir el alma del faraón para llegar a las estrellas.
Hacia el año 1900 A.C. la estrella Kochab comenzó a sustituir a Thuban como estrella Polar. Esta estrella; la β de la Osa Menor; fue usada como estrella polar entre el 1500 a.C. y 500 A.C.  Figura en las obras de Homero y los antiguos árabes la llamaban «Al Kaukab al Shamaliyy», es decir, «La Estrella del Norte».

En torno al año 800 D.C. una pequeña estrella  de la constelación de Camelopardalis, la Jirafa, ostentó la posición polar, hasta que hace poco más de mil años la estrella α Ursae Minoris obtuvo la consideración de estrella

Polar que mantiene hasta hoy y conservará hasta el año 3500 D.C. aproximadamente.
Pero además de posicionarnos, una estrella inmóvil en el polo sirve para decirnos la hora que es, pues todo el firmamento gira entorno a ese punto quieto, como las manecillas de un reloj entorno a su eje.Todavía podemos exprimirla aún más y utilizarla como calendario celeste, porque esa manecilla del reloj de la que hablaba antes no está todos los días a la misma hora en el mismo sitio.

Así que una estrella polar permitió a los hábiles marinos  antiguos realizar una serie de proezas al mismo tiempo que describían el mundo con sus viajes. Y lo más importante: regresar a casa para contarnos sus peripecias.

El mundo de los Barcos. , , ,
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