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26 marzo, 2013

Luna Cenicienta o el resplandor da Vinci

Qué si la luna engaña, que si es traicionera, que si nada es lo que parece, que enloquece. El pobre satélite tiene multitud de leyendas negras asociadas con su locura y su imprevisibilidad. Pero en colores ¿De qué color es la luna? Blanca, plateada, dorada… hay todo un folclore popular relativo a las tonalidades que toma Selene según la ocasión; todas misteriosas, todas ricas en presagios y canciones.En esta y las siguientes entradas voy a poner algún ejemplo.
La Luna cenicienta.

Unos días antes y después de la luna nueva podemos observar en el cielo un gajo finísimo iluminado por la luz solar; no deberíamos ver nada más pues la tierra se interpone entre los rayos solares y la luna. Sin embargo es perfectamente visible todo el contorno de la bola lunar; un tímido y fantasmal resplandor nos la dibuja. Es “la luna cenicienta” y se dice que la “luna vieja viaja en brazos de la nueva”.
La explicación del fenómeno se le ocurrió a un curioso observador, el impenitente fisgón Leonardo da Vinci, que miró la luna de una forma diferente a como lo harían los astrónomos de la época. A veces es necesaria esa mirada ajena y poco especializada para explicar la realidad; cerrar mucho el campo de visión oculta los resultados.
Los conocimientos de Leonardo en materia de matemáticas y de geometría, unido a su interés sobre sombras y luces como pintor, influyeron a la hora de plantearse una solución sobre este atractivo y llamativo efecto. Leonardo estudió las relaciones geométricas entre el Sol, la Tierra y la Luna. Dicho estudio  aparece en su célebre Codex Leicester (1510) en el que encontramos una página que se titula: “Sobre la luna: ningún cuerpo sólido es más ligero que el aire”. El declaraba que la Luna tenía atmósfera y océanos propios. La Luna era un excelente reflector de la luz, creía Leonardo, ya que estaba cubierta con mucha agua. En cuanto al «resplandor fantasmal», explicó, es debido a la luz del Sol rebotaba en los océanos de la Tierra y volvía a los de la luna.
Aunque acertó de lleno, su teoría tiene dos errores, porque la Luna no tiene océanos, si no «mares» de antigua lava endurecida. Y por otro lado los mares de la Tierra no son el origen principal del brillo que se transmite al satélite, más bien son sus nubes. Vista desde el espacio, en la Tierra, los océanos estan oscuros y las masas nubosas aparecen brillantes.
Pero eso no le quita mérito y hoy conocemos esa apariencia de la luna como “el resplandor de Da Vinci”.

El mundo de los Barcos. ,
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