No hay nada como sentarse por la tarde en una taberna, al lado del mar, tras una larga jornada de navegación y degustar los vinos de la tierra.
Las civilizaciones de Grecia, Roma y Egipto ya producían vino y lo cuentan entre sus leyendas y personajes mitológicos. En la antigua Babilonia inclusive existían leyes reglamentando el funcionamiento de una tienda de vinos, y los egipcios hacían constar en sus jarras la añada, viñedo y nombre del vinificador; la primera obra de ficción de la literatura universal, “La Epopeya de Gilgamesh”, del año 1800 a.C., menciona poéticamente un viñedo de piedras preciosas.
Quizás el descubrimiento del vino haya sido casual, el resultado accidental de haber dejado unos racimos de uvas silvestres al sol, quizás fue la curiosidad innata del ser humano que lo ha llevado a explorar siempre más allá de sus límites. Como fuera, ya desde la prehistoria el vino es el protagonista de las ceremonias religiosas y festivas y ha acompañado la evolución de otras ciencias como la medicina. Se estima que los primeros viñedos fueron plantados en la región que abarca actualmente los territorios de Turquía, Grecia y Armenia, con su clima y relieve privilegiados para el cultivo de la vid.
Los griegos incorporaron innovadoras y sofisticadas de cultivo de las vides y elaboración de vinos; le dedicaron un semidios: Dionisio, hijo de Zeus y de Semele, que según la leyenda trajo el vino desde el Asia Menor, y que los romanos transformaron en Baco, y fue cantado por poetas y artistas que lo glorificaban en sus obras. Pero además, en Grecia nació el primer vino de la historia registrado como DOCS (denominación de origen de calidad superior), que se producía en las islas Quíos y de Tasos.
Estrechamente relacionado con el estilo de vida mediterráneo, fue figura principal del comercio durante la Edad Media y sustituto de las peligrosas aguas contaminadas; durante la dominación otomana entró en decadencia, pero a partir de su independencia Grecia convirtió a la elaboración de vinos en un elemento importante de su economía revitalizando un cultivo en el que tenía más de 3.500 años de experiencia. De las zonas costeras pasó a los vinos de altura, agregando calidad a sus productos. Actualmente cuenta con más de trescientos tipos de uva y produce vinos absolutamente originales.