8 febrero, 2011

Una de Piratas.

La piratería es tan antigua como la navegación.

La voz pirata viene del griego πειρα, -ας (peira), que significa experiencia ; a su vez viene del verbo πειραω , que significa esforzarse, tratar de, intentar la fortuna en las aventuras.
Los griegos clásicos fueron buenos piratas: Jasón navegó con sus Argonautas, para robar el Vellocino de Oro. Homero nos cuenta como Ulises, en su retorno a Itaka, cometió diversos actos de piratería.

Pero los piratas eran gente despiadada, asesinos sanguinarios, ladrones. ¿De dónde nace pues, el mito romántico de los piratas?

En el caribe, en la isla de la Tortuga, frente a Jamaica, durante los siglos XVII y XVIII, se formó una asociación llamada La Cofradía de los Hermanos de la Costa. Se sabe que llegó a elaborar una constitución, transmitida de forma oral, que regiría sus vidas.

– Ni religiones, ni naciones: convivían perfectamente católicos con protestantes e ingleses con franceses. Se privilegiaba lo individual.
– Sin propiedad privada: la isla era de todos y para todos; incluso los barcos de la cofradía tampoco tenían un propietario fijo.
– Sin código penal: los problemas entre hermanos debían solucionarlos entre ellos.
– Libertad para abandonar la cofradía. Nadie sería perseguido por ello.
– No se admitían mujeres. (Ahí sí me ha dolido) Evitar, ante todo, la estabilidad de la vida conyugal.
– La Cofradía sólo temía a la omnipotencia, a la dictadura.
– Los nuevos integrantes eran bienvenidos, ya que esta sociedad se hacía más fuerte cuanto más numerosa.
La “islacracia” por definición.
Este espíritu libertario surge de las propias características de sus componentes: proscritos, forajidos y conocidos criminales, gente por lo general perseguida, desclasada y desarraigada.

Existe un personaje particularmente singular, que encarna el auténtico romanticismo pirata: el Capitán francés Misson. Era un idealista, preocupado por construir un Estado utópico en alguna isla del Océano Índico. Un Quijote-pirata. Siempre repartió equitativamente el botín entre su gente y dejaba en libertad al capitán de la nave asaltada. Ya sea mito o leyenda; era un pirata bueno.

Pirata era, pués, la persona dedicada al abordaje de barcos en el mar para robar. No dependía de nadie, ni tenía que rendir cuentas a nadie. Por el contrario, no tenían la protección de ningún país y eran perseguidos por todos aquellos, cuyos buques habían sido atacados.

Una de piratas.

Un corsario, es aquel que navegaba bajos las órdenes de su rey, quien le encomendaba que realizara incursiones sobre la flota de algún país enemigo. Se dotaba entonces al corsario de un documento oficial que legitimaba sus actos de piratería: la patente de corso. Una parte de este botín se la llevaba la Nación que le otorgaba la patente, a cambio de su protección y de poder utilizar sus puertos. Teóricamente un Corsario no podía ser colgado por llevar la patente de corso, si era capturado.

Un pirata carecía de este matiz político. No tenia patente. Un pirata era ilegal, un corsario, no.

piratas.jpg.Una de Piratas.

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