Navegar por Grecia tiene una serie de visitas obligadas, a pesar de que no son temas nauticos.
Uno de ellos es visitar Delfos, cuando pasas por las cercanias del Parnaso. El puerto mas cercano es Itea.
Delfos, el antiguo oráculo te sorprenderá, es un sitio emocionante. Se respira el misterio desde el primer momento que llegas.
Los griegos tenían una fe ciega en el oráculo, consultaban en el todas sus inquietudes.
El oráculo se celebraba sólo el día 7 de cada mes, día considerado como la fecha del nacimiento de Apolo. Después de ofrendar un sacrificio en el altar que había delante del templo y pagar las tasas correspondientes, el consultante se presentaba ante la Pitia o Pitonisa y hacía sus preguntas.
La sacerdotisa de Apolo descendía al adyton subterráneo situado detrás de la naos o cella donde brotaba agua de la fuente Casiótide y se custodiaba el «omphalos» u ombligo del mundo.
La Pitia bebía agua de la fuente Casiótide, masticaba hojas de laurel y aspiraba los vapores que salían de una hendidura abierta en la roca para llenarse del «pneuma» de Apolo, entraba en trance y pronunciaba sus oráculos sibilinos, siempre confusos y ambiguos que los sacerdotes interpretaban y comunicaban a los consultantes.
De las rocas del monte Parnaso brotaban varios manantiales que formaban distintas fuentes. Una de las fuentes más conocidas desde muy antiguo era la fuente Castalia, rodeada de un bosquecillo de laureles consagrados a Apolo.
En el monte Parnaso y cerca de esta fuente se reunían las musas protectoras del canto y la poesía junto con las náyades o ninfas de las fuentes. En estas reuniones Apolo tocaba la lira y los dioses cantaban.